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1 de diciembre de 2011



Qué bien qué bien. Parece que somos varios
los que andamos con ganas de escupirle en la cara a la realidad.

10 de octubre de 2011

Un día más.



Sed. Llega el anochecer, dinero o placer, todo a distorsionar.
Más, reírme sin parar, llegar donde tú estás, no hay mucho por hacer.
Voy, con el viento a favor, aireando mi adicción, envejeciendo más y más.
Me quema la impaciencia, estoy pero no estoy.
Me escuece la conciencia cuando dan las dos.
Quiero romper el aire de una nube de rostros y voces,
quién sabe lo que esconden, ni que pensarán mañana al despertar.
Mal, cambiar la realidad, hablando por hablar, hay ganas de actuar.
Tú, ni contigo ni sin ti. Qué más puedo decir si ya no sé quién soy?
Ves? mis ojos son mi fe, tu sexo sabe a miel. Empieza a clarear.
Alarde de ciencia necesario pa pagar. Derroche de prudencia si no quiero explotar.
Enamorarse cada vez.
Una nube de rostros y voces, quién sabe lo que esconden
ni que pensarán mañana al despertar.

Me quema la impaciencia, estoy pero no estoy.
Me escuece la conciencia cuando dan las dos.
Quiero romper el aire de una nube de rostros y voces,
quién sabe lo que esconden, ni que pensarán mañana al despertar.

12 de junio de 2011

Bueno, esto sí lo extrañaba. Los lugares donde las cosas no se alteran por el tiempo ni por los hechos. Ahí dónde te sentís de verdad bien siendo vos y querés y podés hacerlo. Horas seguidas en las que te reís sin parar y lo hacés sinceramente porque te sale aunque no quieras, pero en las que también podés hablar en serio sin que eso sea el fin del mundo, sólo una conversación entre amigos.
Gracias. Siempre sos un salvavidas cuando estoy jodidamente encabronada con el mundo.

25 de abril de 2011

Bueno, después de todo este tiempo, finalmente me decís algo que me gusta escuchar, que me hace bien que venga de vos. O sea, me da la sensación de que, sea por casualidad, porque crecimos, nos conocemos, lo que sea, de alguna manera, coincidimos. Ni siquiera pensé que pudiéramos llegar tan espontáneamente a este momento. Es genial querer lo mismo, posta.
Sobre todo por el hecho de que jamás se me cruzó por la mente el hecho de que fueras diferente, porque me encanta que seas quién sos. Me encanta que no haya nada que falte, me encanta que las cosas estén claras, me encanta saber qué queremos y qué no tenemos que querer, qué no es necesario querer.
Me encanta que me hables como me hablás. Me encanta que nos pase lo mismo.
Me encanta saber que no estoy en la misma de siempre. Me encanta que ambos tengamos el mismo nivel de interés sobre el otro. Me encanta entenderte. Me encanta hablarte. Me encanta ocupar tu mente.
Me encantás.

5VIII20

Cartografiar el vínculo reclama deconstruir la noción que se oculta en el verbo tener. Vínculo como categoría supraordenada a yo a la s y la...