12 de julio de 2015

12VII15

Abro las puertas de mi mente y salgo a jugar
al misterioso y predecible mundo de los humanos.
Los humanos son contingencias de paradojas deambulando el cosmos
vagabundos de la existencia que se conocen y se desconocen
porque no atienden, a que no hay conocer sin re-conocer.
Es esa una idea tan compleja?
Tiene acaso sentido en sus redes de verdades a medias,
de claroscuros intelectuales, de tejidos empíricos reificados y reificantes?
Soy yo la locura, es la locura la que me lleva?
A quién le pertenece tal concepto, y por qué, en todo el universo,
puede haber agente alguno que reclame propiedad
de algo que existe sólo a través del conjunto.

Basta de atormentarme, ustedes, lacras terrenales escindidas de sí mismas.
Nada vale a la luz de sus constructos que todo lo mutilan.
Nada existe a la sombra de sus instituciones fantasmagóricas, falaces.
Sus tentáculos no penetran mi torre,
sus decretos no hacen vibrar mis cimientos.
El hartazgo es un eco más de sus huracanes de reduccionismo
sobre los estandartes que hacen ser a mi conciencia.
Demoledores y efímeros, neurotizantes,
los observo y espero.

Las puertas cerradas que se abren son ilusorias.
Soy un puto libro abierto.

5VIII20

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