27 de agosto de 2013

Insight.

De repente, sin que pueda especificar el instante exacto los números que indica el reloj empiezan a desvanecerse, a derretirse lentamente unos en otros, a mezclarse en su sistematicidad. 
No hay tics, ni tacs, el reloj es un objeto irrelevante colgando en algún rincón de la casa cuya existencia me es completamente indiferente. 
Entonces me acuerdo de todas las cosas que sé, de todas mis construcciones mentales y su correspondiente validación en este plano. Me transformo en mí misma por un instante que no existe porque el tiempo es una mentira, para volver a calibrar todas las respuestas que siempre supe darme. 
Ya no quiero volver, ya no quiero ir, y vuelvo al punto en el que rastreo el mecanismo más apropiado para que de nuevo deje de importarme cualquier proyección sobre mí, y vuelvo a darme cuenta de que no necesito buscar nada, todo está en mí, todo lo que me constituye se reduce a mí misma y a lo que yo decido, solamente con pensarlo, incluir. 
No hay acertijos. No hay incertidumbres. No necesito cosas, no necesito personas, no necesito palabras, no necesito horas, no necesito confirmaciones, no necesito interpretaciones, no necesito recuerdos, no necesito proyectos, no necesito modelos, no necesito entendimiento, ni comprensión. No necesito al mundo.
Estaba buscando algo que jamás perdí. Que es imposible que pierda.
Y no pienso volver a olvidarme de eso otra vez.

22 de agosto de 2013

22VIII13

Cómo les explico que no, que no hay nada que funcione mal en mi cuerpo, que no necesito un análisis de sangre ni una opinión sobre qué hacer ni un consejo de vida descontextualizado, desestructurado, completamente ignorante de su propio contenido. Cómo les explico que ya conozco sus respuestas, sus reacciones y sobre todo las mías. 
Cómo les explico que todas las opciones que consideran fueron minuciosamente descartadas una por una en mi subconsciente años luz atrás. Cómo les explico el sentido de la negación.
Cómo les explico que jamás van a ser yo, jamás van a estar adentro de mi cabeza, así como yo tampoco en las suyas, que ese hecho particular nos deja solos a todos, y así es como se supone que funcionan las cosas, y que esa es la forma en la que quiero llegar a algo, o a nada, no importa: sola.
Cómo les explico que no necesito palabras vacías, miradas preocupadas, intentos de rescate,  ni advertencias exageradas sobre cómo mi vida se va a ir irrevocablemente al carajo. Cómo les explico cada argumento que detalla por qué elijo cada instante para hacer cada mínima acción, incluso esas que pasan por alto una, y otra, y otra vez.
Cómo les explico, para que entiendan, que en serio, no tolero la mediocridad reinante en este mundo, que si no voy es porque realmente no tengo ganas de escuchar nada que nadie cuyo intelecto deja tanto que desear tenga para decirme, ni negociar mis propios fines con entes ajenos a la coherencia.
Cómo les explico que me convertí en una enemiga de las palabras, que el color va a volver a mi cara cuando todas las cosas que me rodean sean algo que me motive a caminar por el mundo sin detestarlo tanto, cómo les explico que no existe algo que pueda explicarles, que ya no entiendo las vueltas que da el reloj, que la indignación no tiene nada que ver con el desapego, que cualquier día de estos voy a volver a levantarme como si nada hubiese pasado, como si estos trescientos sesenta y cinco días de monotonía insomnio y despersonificación jamás hubieran existido.
Cómo les explico que efectivamente intento todos los días.
Cómo les explico que no nací para repetir la historia?
Cómo les explico que su visión de la vida está contaminada y que el hecho de que puedan convivir con eso no significa que no vaya a rehusarme sistemáticamente a cada determinación preestablecida.
Cómo les explico que reconstruí todos mis conceptos y concepciones y que si todo se aleja de todos es porque a eso apunto,
cómo les explico que si caigo hasta lo más profundo, o si me elevo hasta lo más alto, eso ya no es su culpa ni su responsabilidad. 
Cómo les explico que no me conocen,
cómo les explico que ya no tienen que intentar hacerlo?

12 de agosto de 2013

12VIII13

Quiero volver a despertarme espontáneamente a las 8 de la mañana y ver cómo bailan los puntitos de polvo en los rayos de luz que entran por la ventana. Quiero volver a levantarme y caminar por la casa abriendo ventanas y persianas y cortinas, y tomar café leyendo en el sillón. Quiero volver a almorzar, juntar cosas y salir de mi casa con los ojos abiertos. Quiero volver a caminar a las 2 de la mañana por cualquier lugar sin sentir que no estoy yendo a ningún lado, como si eso importara. Quiero volver a cursar materias que no me interesan y que no me presentan ninguna dificultad porque sé que eso va a servir de algo en algún punto. Quiero volver a usar el tiempo. Quiero volver a estar en la plaza escuchando The Doors y encontrando verdades en las palabras. Quiero volver a reírme porque tengo ganas y no porque se supone que es la reacción correcta. Quiero volver a hacer planes, quiero volver a alterar mi estado de conciencia, quiero dejar de pensar en todo lo que detesto, quiero dejar de ver cuán cagado a patadas en el orto está el mundo para volver a acordarme que en él viven todas las cosas que me gustan. Quiero volver a leer cosas y relacionarlas con todas las que en este momento se pudren en las esquinas de mis neuronas, quiero dejar de estar estancada en una estupidez, quiero dejar de esperar que algo coherente pase a mi alrededor. Quiero que sentirme bien sea de nuevo un estado de conciencia que filtra mis sentidos independientemente de lo externo, que siempre fue la misma mierda malviajada por un montón de idiotas. Quiero que mis hilos de pensamiento paralelos y kilométricos vuelvan a extenderse y dejen de girar en círculo. Quiero olvidarme de la realidad, quiero recordar cómo hacía antes todo eso. Quiero volver a ser yo.

5VIII20

Cartografiar el vínculo reclama deconstruir la noción que se oculta en el verbo tener. Vínculo como categoría supraordenada a yo a la s y la...