Partamos de la base de que me levanté a las siete de la mañana. Llegué a casa y la encontré mágicamente llena de gente pronunciando palabras inentendibles relacionadas a la química orgánica, a pesar de que sea verano y a pesar de la hora. No podía dormir y no tenía un choto que hacer. Asique me puse a comer. Puse una película y me encerré en la pieza con más comida como si se aproximara el fin del mundo y tuviese que acumular provisiones para las generaciones futuras. Me dormí a las nueve y media de la mañana y me desperté recagada de calor a las dos de la tarde. Almorcé un segundo desayuno. Partí hacia mi tarea del día. Un viajecito en bondi al centro, asquerosamente hiperpoblado, con treinta fucking grados de calor pegajoso, en jeans y saquito. Llegué, y me dirigí al centro oficial de atención al cliente del celular, con todas las ganas (¿?) de gastar más guita en otro celular que al menos funcione, y no como los actuales, uno de los cuales es sordo y mudo y el otro fue horriblemente mutilado luego de una larga agonía. Entré. Me tropecé tres veces con el mismo escaloncito en un lapso de 15 segundos. Miré adentro. Lleno. Lleno hasta la jeta. Filita, madre y hermana comentando las bondades de los diferentes aparatos que aparecen en la revista. Ya dije que estaba lleno de gente? Sí, llenísimo. Todos ellos teniendo charlas muy profundas sobre el avance de la tecnología al estilo:
Mirá, salió el nokia c46 8G , tiene cámara de 35.4 megapíxeles, memoria interna de 680 GB, GPS, Mp3, consola mezcladora, Ps3, televisión, conexión a internet ¡OBVIAMENTE! filma, edita, corrige, y sube videos, tiene encendedor, espejo y lápiz labial incluido, teclado qwerty y teclado alternativo por si se te rompe, video llamada, touch-screen, con la batería más rápida del mundo, sismógrafo, te manda una alerta vía sms cada vez que Justin Bieber se tira un pedo y por 99.99$ adicionales trae el accesorio #/($(%$$ para los ratos en soledad.. HEEEEY, en esa parte dejé de escuchar (¿?). Todos fascinados. Yo pensaba, hace todo eso pero en la enumeración no está ni que llame ni que mande mensajes. Qué onda? En fin. Nos llaman. Pasamos al sector 'ventas'. Nos atiende una gordita, pantalón de vestir negro, camisita blanca y toda la onda de 'guarda conmigo'. Sorry, lo que pasa es que tenía pantalones de vestir viste.. no es cualquier cosa. Se sienta. Mi mamá empieza a explicarle de una manera totalmente normal y racional qué era lo que nos llevaba hasta ahi. Es decir, comernos el garrón del calor, la gentuza, la espera, NO estar en la playa y para colmo verle su cara bonita. Dijo más o menos,
-Me interesa renovar los equipos que ya tengo. Tengo cuatro líneas hace cinco años, y quiero mantener los números y comprar dos equipos nuevos. Soy socia de club personal asique si podés por favor mostrame los equipos que entran en la cantidad de puntos acumulados.
Más normal que eso? No way. Cortito y al pie, eso lo entiende cualquiera. Le indicamos qué tipo de aparato buscábamos y se los señalamos en la revistita. Se queda mirando con el mismo gestito de superación. Comenta que uno de los teléfonos no lo tiene. Genial. Todo bien. Se va a buscar los otros. Nos quedamos mirando la revistita. El vendedor de al lado, llega con dos cajitas de teléfonos y se sienta a mostrárselos al chico que estaba atendiendo. Eran dos de los que le habíamos pedido nosotras, uno de los cuáles era el que 'no tenían'.
Pajera. Vuelve. Los abre y ni los prende. Qué fucking parte de 'quiero ver qué tan mierda es lo que pensás venderme antes de comprarlo' es la que no entendió? Miramos los que nos da. Uno, divino, genial. Le preguntamos, pero ese que tiene el chico no es el que te pedimos? Y responde. Si. Debe haber sido el último porque no tengo más. Claaaaaro. Una excusa un poco más pedorra no se le podía haber ocurrido. Mi hermana le pregunta por otro modelo. La señorita responde, con el mismo aire que un pendejo traga da la respuesta que sus compañeros no saben en clase, que ella no iba a estar yendo y viniendo y perdiendo tiempo por un equipo que no íbamos a comprar.
WTF?! La primer empresa que conozco que no considera importante dedicar tiempo en vender sus productos. Casi me empiezo a reír.
Cuestión. Mi mamá, inevitablemente empieza a cambiar el tono. La flaca le dice que tampoco se lo podía vender como ella quería porque para eso hay que comprarlo por teléfono. Mi mamá se enoja. Mi hermana aguanta la risa. Yo también. Mi mamá le pregunta el nombre y se dirije al mostrador de adelante a pedir el libro de quejas. Escribe un testamento. Salimos del local. Me vuelvo a tropezar con el escaloncito. Si seré idiota. Nos vamos a un agente oficial de por ahí donde un chico con dos dedos de frente nos mostró el teléfono que queríamos ver. Me seguía cagando de calor. Acompaño a mi hermana a que se compre zapatillas. La boluda estaba en ojotas por lo que le tuve que prestar una media. Pero no tenían número asique no se probó nada. Las cosas que enseña la vida: si vas a prestar una media, asegurate primero de que realmente la otra persona se va a probar un zapato. Salió del negocio con mi media en la mano, y me la devolvió en el medio de la calle. Patético chabón. Tres minas en pleno centro, maltratadas por una empresa de telefonía, ignoradas por una casa de zapatos, una de ellas con una media en la mano y la otra con una sí y una no. Cualquiera. Un par de mandados más y ya estaba de vuelta en el bondi, que pasaba por la costa a dos por hora para que viera bien lo que me estaba perdiendo. O sea, un hormiguero humano y el mar por allá atrás. Pero es el mar, no importa. Llegamos a casa. Llamamos al número de ventas de personal. Nos atiende una grabación re amable diciendo que para comprar hay que ir al cento de atención al cliente. Colgamos. Llamamos al *111. Pedimos hablar con un representante. Nos atiende una flaca decente que nos explica lo que ya sabíamos y nos deriva a ventas. Nos atiende otra flaca decente. Se corta la comunicación. Mi mamá le había dado como número alternativo en caso de que se cortara, el número de mi celular. Llaman. Hubiera sido genial si no fuera porque el parlante no anda y no se puede hablar. Volvemos a llamar al *111. Nos atiende otra boluda más parecida a la anterior. Mi mamá se empieza a pelear . Yo, ya resignada, agarro el mp3 que no responde a ninguna corporación y me voy con la perra a la plaza. Llego, y estaba vacía. Genial. Viene una señora con un señor y dos perras. Una de las perras jugaba con su dueño. La otra, peleaba con la mía. Le grito a Pampa. La señora se va con su mascota. Espero que se vayan y suelto a la perra que en esos cinco minutos ladró como si la estuvieran matando, me pisó, se me tiró arriba y me llenó de pelos. Da dos vueltas a la plaza, cruza la calle y se va a la mierda. Qué hermosa compañía son las mascotas. Me paro y la llamo. Se da vuelta, me mira y sigue de largo. Sí, definitivamente reconoce la autoridad. Me respeta muchísimo. Escucho un motor y sí, el chaboncito de la vuelta, copiloteado por el chabón más estúpido en 5000 km a la redonda. Gracias, gracias por aparecer en éste momento, pedazo de imbécil, histérico, espécimen irredento de homo-muchoruidoypocasnueces, pseudo skater, daddy yankee arrepentido, macho américa de plastilina. Pobrecito. Llego a mi casa donde mi mamá ya se rindió y dejó de gritarle a empleados aleatorios de personal. Juntas, como una buena familia, nos metemos en internet a la página de Claro. Llega mi papá. Escucho un relato detallado sobre todo lo que escribí y las amenazas de mi mamá de cambiar de empresa. Ceno una hamburguesa. Miro el techo. Iba a prender la tele, sólo para hacer algo, pero la tele no está. Se rompió y la están arreglando. Llega a volver como el w380 y prendo fuego todo. Me voy a la pieza de mi mamá y prendo su tele. Miro el final de una novela, el principio de una película y antes de cortarme las venas con un cepillo de dientes, apago la tele y me voy a hacer té. Me tomo el té. Me siento en la pc. Nada. Nadie. Mi historial de mozilla del día se basa en todos los recovecos y popups de las páginas de Claro y Personal. Son las putas dos de la mañana y estoy hermosísimamente desvelada. Cómo carajo no voy a estar histérica? Cómo pretenden que no sea desesperadamente ciclotímica y no me mantenga permanentemente ortivada con estos especialistas en arruinarte los nervios? Es decir, no se me ocurre una manera más genial de tener un día bien del orto. Pero BIEN del orto, cuya capacidad de terminarse de una puta vez es equiparable a la de la gorda de personal de atender bien a la gente. Con el agregado de que mañana voy a hacer la misma excursión de hoy a personal pero en claro. Al carajo los planes que podía haber hecho. Y los que tenía para el miércoles también, porque va a llover y quiero creer que además trabajo a la noche.
Pajera. Vuelve. Los abre y ni los prende. Qué fucking parte de 'quiero ver qué tan mierda es lo que pensás venderme antes de comprarlo' es la que no entendió? Miramos los que nos da. Uno, divino, genial. Le preguntamos, pero ese que tiene el chico no es el que te pedimos? Y responde. Si. Debe haber sido el último porque no tengo más. Claaaaaro. Una excusa un poco más pedorra no se le podía haber ocurrido. Mi hermana le pregunta por otro modelo. La señorita responde, con el mismo aire que un pendejo traga da la respuesta que sus compañeros no saben en clase, que ella no iba a estar yendo y viniendo y perdiendo tiempo por un equipo que no íbamos a comprar.
WTF?! La primer empresa que conozco que no considera importante dedicar tiempo en vender sus productos. Casi me empiezo a reír.
Cuestión. Mi mamá, inevitablemente empieza a cambiar el tono. La flaca le dice que tampoco se lo podía vender como ella quería porque para eso hay que comprarlo por teléfono. Mi mamá se enoja. Mi hermana aguanta la risa. Yo también. Mi mamá le pregunta el nombre y se dirije al mostrador de adelante a pedir el libro de quejas. Escribe un testamento. Salimos del local. Me vuelvo a tropezar con el escaloncito. Si seré idiota. Nos vamos a un agente oficial de por ahí donde un chico con dos dedos de frente nos mostró el teléfono que queríamos ver. Me seguía cagando de calor. Acompaño a mi hermana a que se compre zapatillas. La boluda estaba en ojotas por lo que le tuve que prestar una media. Pero no tenían número asique no se probó nada. Las cosas que enseña la vida: si vas a prestar una media, asegurate primero de que realmente la otra persona se va a probar un zapato. Salió del negocio con mi media en la mano, y me la devolvió en el medio de la calle. Patético chabón. Tres minas en pleno centro, maltratadas por una empresa de telefonía, ignoradas por una casa de zapatos, una de ellas con una media en la mano y la otra con una sí y una no. Cualquiera. Un par de mandados más y ya estaba de vuelta en el bondi, que pasaba por la costa a dos por hora para que viera bien lo que me estaba perdiendo. O sea, un hormiguero humano y el mar por allá atrás. Pero es el mar, no importa. Llegamos a casa. Llamamos al número de ventas de personal. Nos atiende una grabación re amable diciendo que para comprar hay que ir al cento de atención al cliente. Colgamos. Llamamos al *111. Pedimos hablar con un representante. Nos atiende una flaca decente que nos explica lo que ya sabíamos y nos deriva a ventas. Nos atiende otra flaca decente. Se corta la comunicación. Mi mamá le había dado como número alternativo en caso de que se cortara, el número de mi celular. Llaman. Hubiera sido genial si no fuera porque el parlante no anda y no se puede hablar. Volvemos a llamar al *111. Nos atiende otra boluda más parecida a la anterior. Mi mamá se empieza a pelear . Yo, ya resignada, agarro el mp3 que no responde a ninguna corporación y me voy con la perra a la plaza. Llego, y estaba vacía. Genial. Viene una señora con un señor y dos perras. Una de las perras jugaba con su dueño. La otra, peleaba con la mía. Le grito a Pampa. La señora se va con su mascota. Espero que se vayan y suelto a la perra que en esos cinco minutos ladró como si la estuvieran matando, me pisó, se me tiró arriba y me llenó de pelos. Da dos vueltas a la plaza, cruza la calle y se va a la mierda. Qué hermosa compañía son las mascotas. Me paro y la llamo. Se da vuelta, me mira y sigue de largo. Sí, definitivamente reconoce la autoridad. Me respeta muchísimo. Escucho un motor y sí, el chaboncito de la vuelta, copiloteado por el chabón más estúpido en 5000 km a la redonda. Gracias, gracias por aparecer en éste momento, pedazo de imbécil, histérico, espécimen irredento de homo-muchoruidoypocasnueces, pseudo skater, daddy yankee arrepentido, macho américa de plastilina. Pobrecito. Llego a mi casa donde mi mamá ya se rindió y dejó de gritarle a empleados aleatorios de personal. Juntas, como una buena familia, nos metemos en internet a la página de Claro. Llega mi papá. Escucho un relato detallado sobre todo lo que escribí y las amenazas de mi mamá de cambiar de empresa. Ceno una hamburguesa. Miro el techo. Iba a prender la tele, sólo para hacer algo, pero la tele no está. Se rompió y la están arreglando. Llega a volver como el w380 y prendo fuego todo. Me voy a la pieza de mi mamá y prendo su tele. Miro el final de una novela, el principio de una película y antes de cortarme las venas con un cepillo de dientes, apago la tele y me voy a hacer té. Me tomo el té. Me siento en la pc. Nada. Nadie. Mi historial de mozilla del día se basa en todos los recovecos y popups de las páginas de Claro y Personal. Son las putas dos de la mañana y estoy hermosísimamente desvelada. Cómo carajo no voy a estar histérica? Cómo pretenden que no sea desesperadamente ciclotímica y no me mantenga permanentemente ortivada con estos especialistas en arruinarte los nervios? Es decir, no se me ocurre una manera más genial de tener un día bien del orto. Pero BIEN del orto, cuya capacidad de terminarse de una puta vez es equiparable a la de la gorda de personal de atender bien a la gente. Con el agregado de que mañana voy a hacer la misma excursión de hoy a personal pero en claro. Al carajo los planes que podía haber hecho. Y los que tenía para el miércoles también, porque va a llover y quiero creer que además trabajo a la noche.
Qué feliz que soy. Creo que si escucho la canción de mierda esa de montaner en este momento lo cago a tiros, juro que lo recontra cago a tiros.
Necesito una dosis de chocolate, de sol, de Matt Bellamy, y no sé, de lsd que te vuelve feliz y ves duendecitos de colores.
Pará. Dolor de ovarios. De los grosos. Ni el espíritu de un ibuevanol en toda la casa.
FUCKKKKKKKKKKKKKKKK.
Necesito una dosis de chocolate, de sol, de Matt Bellamy, y no sé, de lsd que te vuelve feliz y ves duendecitos de colores.
Pará. Dolor de ovarios. De los grosos. Ni el espíritu de un ibuevanol en toda la casa.
FUCKKKKKKKKKKKKKKKK.
1 comentario:
jajajaja, cheto día guada ! el remate del final me mató, jajajaj
Publicar un comentario