21 de diciembre de 2010

El sol iluminando cada parte de todo.
El cielo pasando por cada tonalidad del celeste.
Las nubes ocasionales cruzando el infinito y el más allá.
El agua cayendo de vez en cuando de arriba,
barriendo el agobio del cemento.
El olor a tierra mojada y los atardeceres rosados.
El horizonte, cada vez más cercano
y los confines del mundo, devolviéndote la mirada.
El sonido de las olas.
Tu sombra y mi sombra.
El olor del viento.
El calor, el pasto, y el aire.
Y la luna, clara, al alcance de la mano.
Y las estrellas mirándonos.
Y la noche, y el día, y todo lo del medio.
Y nada más. Ni nada menos.


Verano, gracias por llegar. Tardaste mucho. No te vayas NUNCA.

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