18 de julio de 2010

Allí estaba tu nombre, amor, escrito por manos que nunca te conocieron, 
por manos que ignoraban las tuyas, por manos que eran de un cuerpo 
al que nunca abrazaste, al que nunca tocaste. 
Y pensé en algo parecido a un insulto. 
No me gustó que tu nombre hubiera estado
en manos tan ajenas a vos, tan ajenas a mí, tan ajenas a nosotros. 
Pero a la vez, hubo algo que sí me pareció lindo. Tuve la sensación de que tu nombre empezaba a volar por sí solo, que ya no nos necesitaba. 
Está bien, es una forma de seguir perdiéndote, pero éste frío cruel 
me quitó ya tantas cosas, que quedarme sin tu nombre, 
es apenas quedarme sin tu nombre.

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