6 de febrero de 2018

12XII/16

Tiene que terminarse pronto,  este mutismo, esta neutralidad
esta nada.
Ya es momento de cambiar el tono, de nombrar.
Quizás en lo que no puede contenerse es donde está la resistencia;
el ir y venir de ese fuego interno puede en sí mismo ser su fundamento.
Pero cómo volver 
si mañana puedo no recordar por qué digo lo que digo. 
El significado se escurre, se precipita, se disuelve en el vivir. 
El vivir se cristaliza se proyecta se vuelve vida en el significado.
En mi mundo mis palabras necesitan ser un fin en sí mismas
una partitura del pensar en clave propia, 
al compás de lo percibido y lo apercibido.
Conjugué mis sueños y lo real entonces ya no hay retroceso.
Reconocí la diferencia entre el ser y el hacer, 
el sentir y el actuar 
porque cada vez son más delimitables 
pero eso no anula su simultaneidad 
ni la mía.

Escucho que tengo que encontrarme y para eso hay que buscar.
Buscar en el presente, en la conciencia, en la letra y en la carne, 
ese destello intuitivo, esa chispa de futuro,
ese deseo demoledor de ser lo que soy
siendo lo que no podría ser.
Porque el miedo el amor el dolor la incertidumbre 
las ganas el cansancio 
la plenitud la vergüenza
la serenidad la oscilación 
la burla la verdad 
el destino y el pasado 
son uno 
conmigo 
y con todo.

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