11 de febrero de 2015

10II15

Cómo se reúnen los opuestos si uno de ellos es la no-existencia?
La nada, no asiste a reuniones. No escucha ni responde,
no es tesis, ni antítesis.
Ahí está el límite de toda dialéctica, la mayor de las contradicciones,
negadora de su propia lógica y de todas las demás.
Porque venimos del todo y de la nada,
y hacia ellos estamos regresando,
dentro y fuera de nuestra poética y pragmática alucinación de temporalidad.

El tiempo nunca existió; es una disonancia cognitiva
del inconsciente colectivo.
La ilusión de un patrón de movimiento, la ilusión de la linealidad.

Cómo se equilibra realmente toda la carga,
de la infinita y diminuta realidad de ser,
sin mentiras, sin límites y sin soberbia,
para eliminar el dolor de mentes tan efímeras y totales,
sin olvidarse de uno mismo?

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