Mi casa tan lejos del mar
mi vida tan lenta y cansada
Quién me diera tenderme a soñar
una noche de luna en la playa!
Morder musgos rojizos y cálidos
y tener por fresquísima almohada
un montón de esos curvos guijarros
que ha pulido la sal de las aguas.
Dar el cuerpo a los vientos sin nombre
bajo el arco del cielo profundo
y ser toda una noche, silencio
en el hueco ruidoso del mundo.
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