30 de agosto de 2011

Descubrí que es posible estar aislado y desprotegido a la vez. Estoy sola y las paredes no me resguardan, todo se invierte, se tergiversa y esas mismas paredes que me oprimían ayer, ahora se vuelven transparentes a mi espalda, disparan la paranoia, y la psicosis de saberlos ahí, expectantes, me enloquece y me obsesiona.
Consumite de una vez, me das ganas de vomitar.
Esfumate, nos van a descubrir.
Seguís siendo veneno en mis manos y ya no puedo tolerarlo. Fluctúo entre la dualidad de flotar eternamente a la deriva o ahogarme para siempre bajo la certeza de ser. Ambas me enferman, me trastornan y siempre desemboco en lo mismo, la misma cuestión de tener tinta pero no papel, y solamente poder delinear mis venas para recordar que siguen ahí,
tan adentro de mí
tan abajo como yo.

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