26 de marzo de 2011

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Una vez, otra vez, abrir los ojos a la realidad sirvió para realmente verla, a ella, la realidad real, que tanta facilidad tiene para burlar nuestra percepción. Ahora todo está vivo, todo lo que existe tiene algo que decir, algún secreto que revelar. Percibo y controlo.
Veo una estrella, creo una estrella, sólo mía, sólo yo la veo. La transformo, la incorporo, la respiro.
Paz. No es momento de sentirse sola. Todo podría estallar y yo vería la luz de mi estrella y recordaría sonriendo. Mi estrella, está ahí y su luz en lo más profundo de mí.
Pero vuelvo. Respiro la nada que me rodea y me emborracho de alegrías ajenas.
Y entiendo, que la estabilidad es la cosa más cercana a la felicidad que puedo encontrar al no disponer esta vez de un viaje cósmico de papel.
Entonces, estoy en el presente y soy mi propia realidad y vuelvo a entender, que todos los sueños tienen, como todo, su parte negativa: que más allá del regreso, de todos ellos hay que despertar.

1 comentario:

Ignacio Centurión dijo...

sale cofradiaaaaaaaa de los friquis, con esto fijate si los haces escribir algo normal

5VIII20

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