26 de febrero de 2011

No entiendo nada. Lo único que puedo llegar a rescatar de todo esto es el hecho de comprobar que realmente pienso como actúo y hablo como pienso.
Y reacciono como se supone que voy a reaccionar aunque lo que en verdad  tenga ganas de hacer sea matar a alguien, prender fuego todo, gritar neuróticamente o algo así.
Porque no es culpa de los demás que yo sea como soy. No sé hasta qué punto está bueno eso.
Qué-se-yo.

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