Espero. Hace rato que espero. Es decir, yo sé que desde siempre espero un milagro. Y ahora (qué ironía que sea justamente ahora) me doy cuenta de la tremendez de la palabra, de la enormidad de la idea.
Un milagro.O sea, algo que no debería ocurrir pero que, sin embargo, ocurre. Un triunfo que debería ser derrota pero es triunfo.
Un dolor que debería doler pero no duele.
Una sonrisa que no debería suceder, pero sucede.
Un dolor que debería doler pero no duele.
Una sonrisa que no debería suceder, pero sucede.
Un miedo que debería instalarse como la marca de un hierro al rojo vivo y que sin embargo pasa de largo. O no. Pero que es tan ligero que terminás por no considerarlo un miedo.
¡Qué imbécil, qué espantosamente tarada que soy!
Esperé durante tanto tiempo algo tan grande como un milagro,
que ahora que espero algo tan chiquito como una respuesta,
no sé que hacer con mis manos.
no sé que hacer con mis manos.
1 comentario:
Me gusta mucho. Es genial.
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